Nuestros ¡héroes!

MI HEROíNA

Era mi heroína y es mi modelo.
Murió joven, 53 años y la echo mucho de menos.

Cuando más demostró su valía fue con la pandemia del Covid-19, trabajaba de enfermera en un gran hospital y durante el periodo más crítico los enfermos acudían al hospital en un número excesivo para el buen funcionamiento del hospital.

A ella no le importó ampliar su horario laboral hasta 10 o 12 horas de jornada diaria para atender a tantas personas como pudiera.

Era una mujer fuerte; de una fortaleza contagiosa, porque era alegre y parecía no costarle ningún esfuerzo ayudar a la gente, como si disfrutará con ello y las personas de su alrededor pensaban que también ellas querían sentir esa felicidad y si el camino era ese, pues adelante.

Su vocación, su gran pasión era ayudar al más débil.

Aquella sonrisa constante mientras consolaba y cuidaba, la eficiencia en el trabajo buscando hacerlo lo mejor posible y siempre exigiéndose un poco más. Disfrutaba de la vida y claro eso es muy contagioso.

Los pacientes a quienes más dedicaba su tiempo eran los ancianos, sobre todo los moribundos. Me decía que a la muerte hay que esperarla con el consuelo de alguien cerca de ti, que te coja la mano y te susurre palabras dulces.

En la época de la epidemia acompañó a muchos en el trance de morir porque estaban solos, sus familiares no podían acompañarles por el peligro de contagio. La muerte que más la conmovió fue la de un anciano de 90 años hospitalizado junto con su mujer que estaba en coma, también a causa del virus, el anciano le pidió un favor: acostarse junto a su esposa inconsciente para sentir el contacto de su piel y oír su respiración.

Se le saltaban las lágrimas recordando la paz que reflejaba el semblante de ese hombre al fallecer de aquella manera, incluso parecía feliz por morir junto  a la persona amada. ¡Ojala me decía mi muerte fuera así!

Defectos tenía, claro, pero no se percibían entre tanto amor y alegría.

Y eso, sentirme querida, es la mayor herencia que me dejó, junto con valores como: respeto a todos sin excepciones, no hagas a otro lo que no quieres para ti, una curiosidad enorme por aprender y admiración hacia las personas inteligentes y buenas.

Estos valores no me llegaron solo a través de sus palabras, sino fundamentalmente por su manera de comportarse  en la vida.


¡Qué mas puedes pedirle a una madre!

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